Thursday, December 29, 2005

Arte radical

La muestra Un nuevo y bravo mundo reflexiona sobre la situación histórica y política

La sala Alcalá 31 de la Comunidad de Madrid inauguró ayer la muestra Un nuevo y bravo mundo, comisariada por el colectivo El Perro. La exposición, que toma su título de la novela homónima de Aldous Huxley (A brave new world), trata de ser punto de partida para una reflexión, acerca de nuestra situación histórica y política. La muestra reúne distintos proyectos artísticos que pretenden mostrar estrategias de exploración de los mecanismos y estructuras del poder a través de representaciones críticas.

Los artistas seleccionados son los siguientes: el colectivo ruso AES+F exhibe fotografías de su reciente serie Last Riot; el realizador publicitario Luis Alonso (España), que presenta su video Rezar y pecar es empatar; el suizo Christoph Draeger muestra el video realizado con con filmaciones encontradas en un campo militar rumano bajo el título Helenes; la mexicana Teresa Margolles presenta su último trabajo realizado en la morgue de Guadalajara, ciudad sacudida por una ola inexplicable de suicidios; el español Javier Núñez Gasco recopila documentación sobre su trabajo Microchip en el cual se hacía insertar un chip bajo la piel; Yoshua Okon, presenta el mediometraje Rinoplastia, un ácido retrato de la clase alta mejicana; Fernando Sánchez Castillo, muestra su trabajo con material del Museo del Ejército; el venezolano Javier Téllez presenta la vídeo instalación Razón Planetaria, una versión de la película 2001 rodada en un hospital psiquiátrico; Tania Bruguera (Cuba) y Santiago Sierra (España) realizan sus proyectos a través de unas acciones que desarrolladas el día de la inauguración. Por su parte, IC-98 (Finlandia), editará un libro con un proyecto de memorial a Foucault que se regalará al público, mientras que El Perro (España), planteará la desaparición de la edición completa de un libro. La muestra permanecerá abierta al público hasta el 22 de enero de 2006. (Actualizado el 22/12/2005).
(Fuente: El Cultural)

También podemos encontrar una muestra individual de este colectivo (El Perro) en la galería Salvador Díaz, en donde estos artistas reflexionan visualmente y mediante acciones sobre la perversión del Estado del Bienestar y del lujo, como se decía ayer en El Mundo.
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En el Ciberp@ís venía esta dirección de una web sobre mendigos, que puede resultar curiosa.

Tuesday, December 20, 2005

Maese Bruckner

La Séptima sinfonía de Bruckner, en versión de la Orq. Sinf. de Chicago dirigida por Solti, escucho los dos primeros movimientos: en el allegro moderato se observa el, sobrecogedor por momentos, contraste entre las agitaciones en forte o fortissimo y los bajones hasta el mf o el piano, unos desniveles dinámicos a los que acostumbra Bruckner, y que en estas últimas sinfonías es más que notorio. En el adagio que le sigue (con fuego y muy lento) apreciamos ese carácter lírico que da sobrenombre a la sinfonía: cuando uno escucha después (o antes) las sinfonías de Mahler, se da cuenta de que el músico más conocido del siglo XX en la vertiente sinfónica bebió largamente del patrón de San Florián. En este largo movimiento cimbreante las cuerdas elaboran melodías dulces y armónicas, de aires bucólicos, ligeramente dolorosos, y que en su último tramo llega a uno de esos clímax que podemos denominar "coronación", que se encuentran sobre todo en los movimientos rápidos. Hay un trasfondo religioso en esta música soberana y que respira profundamente, una fe en el sonido, no en la música de las esferas sino la que emana de la puerca tierra.

Es verdad que hay mejores versiones, más espirituales, las dos de Karajan, tanto la de EMI como la de DG, así que si queréis disfrutar verdaderamente, escoged alguna de ellas.

Monday, December 19, 2005

Un lugar en mitad de la intemperie

Descubro que siempre vuelvo a los mismos autores, los mismos músicos, que mi camino es circular, y que todas mis ansias juveniles de captarlo todo, de escucharlo todo, de leer todos los libros, son sólo eso, ansias, unos sueños que ahora creo se han difuminado por completo. O será que cuando uno se mete de lleno en un campo de conocimiento, sabe que hay unas limitaciones, y que más allá de unos pocos "gustos" o caminos, el resto ya no interesa, o no es accesible (me sucederá también con esto de la gastronomía). Por eso, escucho una vez más a Beethoven, sus conciertos para piano 3 y 4 en versión de Murray Perahia y la Orq. del Concertgebouw dirigida por Haitink (en el sello CBS, ahora Sony). Es difícil encontrar una afinidad mejor entendida que la que hay aquí entre solista y orquesta-director. En el lento del nº 3, hay tal intimidad y gracia, que uno queda anonadado. El nº 4 es una obra de otra índole, no tan perfecta, con un movimiento central que es más movimiento de transición que posada del espíritu. Siempre, siempre lo mismo.

Los mismos discos de Frank Sinatra en el rastro del domingo (y todos esos carrozas de los años sesenta y así) y en la tienda CUDECA, también ahí Peggy Lee y la ínclita Ella Fitzgerald. Las portadas ya lo dicen todo: son otros tiempos. Tiempos que uno no vivió, que imagina a través de series de televisión, de películas sobre todo, de algunas novelas y folletones, y sobre todo, de las fotografías de un tiempo que es casi mitológico: porque todo lo que no vivimos es parte de la mitología moderna, o antigua quizás. Y ese páramo en donde no existimos, en ese no lugar del que se procede y al que se acabará volviendo algún día...

Wait. Desde hace algún tiempo, tengo presentimientos, señales tal vez, sé que hay un hueco, algo profundo, y que ese vacío, ese malestar físico, anuncia un estado que será el mío. La muerte, si se la puede llamar así. Esa desazón profunda, echado en la cama después de comer, o una tarde de domingo, cuando toda la bruma semanal se vuelca sobre nosotros. Y sé que estoy solo, que siempre lo estaré, y que lo peor está por venir.

La música no aligerará eso. De mi infancia viene el tufo insoportable de una música odiosa, populachera, la que ponía mi padre en el tocadiscos, la música del franquismo, de la gente que nunca escucharía otra cosa por falta de educación. Por eso, la música popular se me presenta como la pesadilla de un tiempo brumoso en el que yo era apenas nada, una pequeña madeja, un odradek, y saltaba de aquí para allá, con mi pequeña carga de odio a cuestas, pero sin sacar nunca los filos. Y me quedaba vacío a tu lado, soñada musa de ojos como telarañas, y el viento en el pelo, y la hierba crecida, y una voz a mi espalda, que decía "eh, niño, abre la puerta, déjate llevar por la sal...", sal de las olas, el mar, y ahora: leo frente al mar, la única concentración posible. No puedo soportar a estos semejantes que hablan de cosas que no me interesan, jóvenes o viejos o adultos interesados.



Leticia Moreno, el sábado, sosteniendo su violín, que tendrá que devolver en junio próximo, ella, tan joven, tan segura de sí misma, tan hermosa, tan cálida, se toca su melena, ella, la música, la gente joven no podrá entenderlo. La música es el hilo rojo en toda esta historia, este álbum de recortes que te ofrezco, pequeña y saltarina voladora.

Thursday, December 15, 2005

Diciembre

Debussy y su sonata para violín y piano en sol menor; la de Ravel, a continuación (de alguna extraña manera, y pese a sus diferencias estilísticas, siempre van uno después del otro, como los pintores impresionistas Monet y Manet, aunque sean tan distintos realmente); y en la cara B de la cinta, la Sonata en la mayor de Franck, en versión espléndida de Shlomo Mintz al violín y Yefim Bronfman al piano. Dos músicos jóvenes cuando se hizo la grabación, junio de 1985 (DG), ambos judíos y virtuosos. Es un placer tremendo escuchar estas obras de una delicadeza sutil, llena de contrastres maravillosos, que van de la alegría cantabile a la melancolía de un día otoñal. Me las conozco muy bien, ya las escuché muchas veces, y al oírlas de nuevo, es como si un resorte en mi interior saltara de nuevo, y es la melodía perpetua, eterna, la que se mueve por entre las ramas heladas que preceden al invierno. Leo a White, sus párrafos llenos de brillantes metáforas, su poesía y su prosa cargada de actos eróticos, a veces lindantes con la pornografía: los años de juventud e iniciación a la verdadera vida de un chico de Michigan, allá en el Medioeste, con una sensibilidad europea. Encuentro otro libro de él, The Burning Library. Writings on art, politics & sexuality 1969-93, que colocaré en el estante para más adelante. Promesas, ilusiones averiadas. Débiles rayos de sol en el paseo cerca de la playa (no, el frío del norte me sienta mal, apenas llegué aquí recuperé el estado habitual, tras un resfriado fatal).

Y más viejas cassettes me esperan en el próximo rastro de la Sociedad Animal de la Costa, el próximo miércoles.