Tuesday, January 17, 2006

Cabaret




Gisela May es considerada por la crítica como una cantante brechtiana, una voz que se mete por completo en la piel de esas letras que el maestro alemán cantó como nadie, y es por ello que su aprendizaje junto a Hans Eisler le sirvió para dar cuerpo a ese canto casi recitado a veces, patético y sentimental otras, siempre cínico (quínico, quiero decir), que en este disco con las piezas más significativas se pone de manifiesto. Aparecen algunas bien conocidas, sacadas de sus trabajos (los de Kurt Weill) La ópera de tres peniques, Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny, Happy End, y también dos fragmentos del Berliner Requiem. Por cierto, que ella ha sido actriz del Berliner Ensemble, el grupo teatral más prestigioso durante tantos años, y que todavía sigue en pie. Eso se nota en su interpretación, para nada lírica o "cantante", y sí muy teatral; y echo de menos a Kathy Berberian, y me gustan algunas más en ese disco, September Song, y Alabama Song me parece un poco echada a perder..., pero eso no quita que considere su estilo como muy apropiado al clima verdadero que Weill quiso para sí, para los hombres libres del mañana.

Tuesday, January 03, 2006

Querido Mahler




Es uno de mis discos favoritos, este reprocesado de dos grabaciones originales de la serie legendaria de DG, las grabaciones datan de 1968 (la sinfonía) y de 1970 (las canciones del camarada errante). Fisher-Dieskau está soberbio, con esa mezcla de dulzura y desgarro que hace falta siempre en Mahler, el último compositor del siglo XIX (murió en 1911, y el siglo XX, si hacemos caso a ciertos avispados historiadores, comienza con el hundimiento del Titanic). Es difícil elegir entre las cuatro, aunque la última, esos dos ojos azules, es quizás mi preferida. Sobre la sinfonía, pues qué decir: que es ya una obra de gran envergadura y que sin embargo está arraigada en esa época pasada de la cual M. es el mejor cronista sonoro. Encontramos aquí esas mismas melodías de las canciones, trasplantadas a la orquesta, de ahí el acierto de ponerlas juntas en el mismo disco. Si el primer movimiento es una laguna calma, en el segundo encontramos ya ese acero, esa inquietud; el tercero, por contra, es un movimiento oscuro, casi tenebroso; mientras que el cuarto y final, de gran extensión (17' 38''), está dominado por la fuerza y el collage como técnica: de ahí que un maestro posterior del collage sonoro como Luciano Berio escogiera un momento de M. (pero no de aquí) para su Sinfonía maravillosa.

En fin, amigos, ha comenzado el año Mozart (aunque no será tan omnipresente como en el 91), y yo aquí con Mahler, ayer con Holst y sus Planetas, y el Danubio Azul...

Austria es el país que preside la Unión Europea este semestre, y me hicieron mucha gracia esos carteles que pusieron por Viena, burlándose cariñosamente de algunos políticos...