Thursday, December 15, 2005

Diciembre

Debussy y su sonata para violín y piano en sol menor; la de Ravel, a continuación (de alguna extraña manera, y pese a sus diferencias estilísticas, siempre van uno después del otro, como los pintores impresionistas Monet y Manet, aunque sean tan distintos realmente); y en la cara B de la cinta, la Sonata en la mayor de Franck, en versión espléndida de Shlomo Mintz al violín y Yefim Bronfman al piano. Dos músicos jóvenes cuando se hizo la grabación, junio de 1985 (DG), ambos judíos y virtuosos. Es un placer tremendo escuchar estas obras de una delicadeza sutil, llena de contrastres maravillosos, que van de la alegría cantabile a la melancolía de un día otoñal. Me las conozco muy bien, ya las escuché muchas veces, y al oírlas de nuevo, es como si un resorte en mi interior saltara de nuevo, y es la melodía perpetua, eterna, la que se mueve por entre las ramas heladas que preceden al invierno. Leo a White, sus párrafos llenos de brillantes metáforas, su poesía y su prosa cargada de actos eróticos, a veces lindantes con la pornografía: los años de juventud e iniciación a la verdadera vida de un chico de Michigan, allá en el Medioeste, con una sensibilidad europea. Encuentro otro libro de él, The Burning Library. Writings on art, politics & sexuality 1969-93, que colocaré en el estante para más adelante. Promesas, ilusiones averiadas. Débiles rayos de sol en el paseo cerca de la playa (no, el frío del norte me sienta mal, apenas llegué aquí recuperé el estado habitual, tras un resfriado fatal).

Y más viejas cassettes me esperan en el próximo rastro de la Sociedad Animal de la Costa, el próximo miércoles.