Monday, June 06, 2005

Verano




Van Cliburn tocando el concierto para piano nº 1 de Chopin, acompañado por la Orq. de Philadelphia dirigida por Eugene Ormandy, en una grabación del 14 de agosto de 1969 en el Saratoga Performing Arts Centre (Saratoga Springs, New York), para el sello RCA. La entrada del piano en el allegro maestoso inicial: inigualable. La delicadeza de la romanza. El rondó vivace final... Momentos de pájaros, y de fuerza también.
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Un domingo diferente. Encuentro a Luis después de meses de ausencia, tocando su armónica, con la perra despeluchada debajo de la ambulancia que está justo detrás de su "puesto". En un platillo, un euro y otra moneda más. Quiere sacarse algo para el pollo y la cerveza de luego, pero la cosa está difícil, porque es un domingo de playa, no de mercadillo a pleno sol. Además, me entero en el puesto de la madre de Sara (una que estaba conmigo en el instituto) que es la última vez que están ahí, el domingo 12 se van a otro sitio, en la zona noreste del pueblo, en donde Cristo dio las tres voces... En fin, que hay que celebrar que no pasa nada, que no llegó a Sicilia, pues del sur de Francia no pasó, y allí pasó un frío de invierno todavía... En Toulouse dio el cachorro a alguien. Nos tomamos un litro él, otro hippie que vende enfrente en un puesto "ilegal" y yo mismo. Luego me voy a dar otra vuelta. Bajo hasta la plaza de los Cangrejos, en donde me encuentro a Joaquín, al que van a operar de su pierna derecha (una operación complicada) esta semana, o eso dice... Nos tomamos tranquilamente, mientras charlamos de esto y otras cosas, otra cerveza. Tanto uno como otro me cuentan que vieron anoche a Carola, "tu amiga". Les informo que ya no es mi amiga, nos hemos peleado, y esta vez parece ser la definitiva. En fin, yo no creo en la amistad, siempre es falsa, siempre caprichosa: y yo, como decía Battiatto en un tema precioso, busco un centro de gravedad permanente que no me haga variar lo que pienso de las cosas, de la gente, yo necesito...

Luego nos vamos arriba, en donde está la otra gente. Cuando llegamos se van Thomas y su amigo Benito (luego los veremos pasar un momento en la moto de éste). Allí estamos un rato grande, de pie, las cervezas circulan rápido, dos veces al menos voy al minisupermarket de abajo; una de ellas pasa a mejor vida, porque Nuca la tira al pasar y derrama todo... Ya casi no puedo más, el calor, el hambre..., pero no tengo ganas de subir. Bajamos todos a la plaza de los Cangrejos y allí seguimos bebiendo. En un momento viene Stefan, con su colgaera habitual. Joaquín pone la radio para escuchar el partido de la final, entre Nadal y Puerta. No me interesa nada, me molesta ese ruido ambiente, pero bueno, menos, porque ya estoy zumbado. Bebo, pero siento una especie de náusea, de repugnancia... Esta vida es repugnante también, como una mala cerveza made in Spain, en un domingo a 30 º C... Subo a las cinco a casa, sin comer, me duele la cabeza, y siento: que reviente el mundo ahora mismo, esto es un desierto...

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Hablamos del atentado contra Carrero Blanco, cómo voló aquel venturoso día. Hablamos de cómo son maravillosos algunos explosivos. Luis no ha conseguido nada en los contenedores. Hay tanta rabia allí en aquel banco, y Stefan está tan colgado, que podríamos..., ¿qué? Nada, es domingo, y Nerja el desierto más estúpido del sur.