Monday, May 09, 2005

Jazz porque sí

Keith Jarrett ha cumplido 60 años, y con este excelente motivo Radio Clásica le ha dedicado dos especiales, uno en el programa de "Cifu" (que no escucho)y el segundo ayer tarde, en el de Pérez de Arteaga. Empezó la cosa con el delicioso Andante de la Sonata para viola da gamba y clave, BWV 1027 de Bach, que suena hacia el final de esa película no menos maravillosa que es Antes de amanecer (está sonando en un sótano, alguien que no vemos bien toca el clave, y los protagonistas se ponen a bailar en la calle, cuando ya asoman las primeras luces). Luego pudimos escuchar otra muestra de Bach, la polonesa de la Suite Francesa nº 6. A los fanáticos del jazz les parecerá raro este doble juego de un músico superdotado, pero hay que recordar que la formación de Jarrett fue enteramente clásica, hasta que en su adolescencia le picó el gusanillo del jazz, y ya no pudo parar: formó un trío inicial con Paul Motian (batería) y Charlie Haden (contrabajo), luego se inventó la fórmula (o el género, si somos un poco aventurados) del concierto pianístico en solitario, que a muchos les parecerá una muestra de ombliguismo y a otros improvisación de calidad, y que dio su más preciado fruto con el Concierto de Colonia. Luego ya en los noventa se reunió con dos músicos para otro trío, con Gary Peacock al contrabajo y Jack DeJohnette a la batería, con los que ha practicado standards por todo el mundo. La primera parte del programa se completó con una muestra del concierto a solo, The Tokyo Concert del 14 de noviembre de 1976. Una hora, si es que no más, saltando de una melodía a otra, de un pulso rítmico a otro... Desde luego, no es como el concierto ya citado, pero es muy audible... La segunda parte estuvo compuesta íntegramente por la segunda parte de la obra pianística mayor de Shostakóvich, los Preludios y Fugas, op. 87 (es decir, los nº 13 a 24), que el compositor soviético escribiera pensando en Tatiana Nikolayeva, la que mejor ha tocado este summum del piano del siglo XX. Como sólo he escuchado piezas sueltas, y no el ciclo completo, y no conozco la grabación de la pianista rusa, no puedo decir si Jarrett está aquí más o menos inspirado..., es una obra muy larga, y hubiera preferido más de su vertiente jazzística..., pero claro, como me perdí el programa de jazz...



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Estuve en el Rastro, como todos los domingos, pero antes me paré en una plaza porque vi a Thomas, un conocido, que estaba ya tomándose una litrona, "para la rescaca", dijo. Así que le hice compañía un rato, aunque es un tipo solitario, que prefiere estar leyendo algo en vez de con gente vociferante. Nos tomamos casi todo el litro (y eso que yo acababa de desayunar) y luego seguí bajando. No pude quedarme más tiempo en casa (no eran ni las diez de la mañana), porque los fascistas deportivos ya estaban dando caña en el pabellón. Así que bajé un poco cabreado, como los últimos domingos, ya que estos fascistas ("antes era una lechuga, ahora soy deportista") se han adueñado de un espacio y de paso del sueño y el descanso de mucha gente.

Los deportistas son los pequeños héroes de la pequeña gente.

Por la ribera del río seco vi una escena muy nerjeña: un tipo en moto tirando de una soga atada a la bici de su hijo pequeño. He visto de vez en cuando, también en la bendita Nerja, a tipos descerebrados paseando al perro con la moto en marcha, atado el perro con una correa y corriendo a toda leche, pero lo del padre con el niño ya es la hostia. Ese mismo tipo, el día de Reyes, le había comprado al niño, no sé si el mismo, una moto de juguete pero con motor de verdad. Desde luego, quien recibe una educación de este tipo, se convierte pronto en un fascista motorizado.

Nerja es un pueblo emputecido. Su modelo es Marbella, pero le falta mucho para llegar a esos niveles de mafiocracia. Todo se andará...

Bueno, el rastro estaba medio muerto, porque entre el calor que ya apretaba y que está pendiente de cambio de sitio, la gente está desorientada. Lo único bueno fue que hablé un rato con un tipo alemán, Bruno me dijo que se llama, que es músico de jazz (toca el saxo y no sé qué más), tocaba mucho en Alemania, y menos aquí, es más difícil, no hay buenos locales, en Ronda me habló de que tocó un tiempo..., no sé si vive allí. En fin, me recomendó algunos músicos y conjuntos de calidad: Lennie Tristano, George Russell, Ornette Coleman Quartet..., y hablamos de gente que conocemos los dos: Frank Zappa (le gusta más Civilization Phaze III, es que le hablé de su afición por la contemporánea), demasiado terrorista en un país que aborrece a la gente a la que llama izquierdista, como si fuera un insulto; el Art Ensemble of Chicago y su artífice Lester Bowie; de John Zorn (demasiado collage a veces, aunque le gusta Masada) y también de la Vienna Art Orchestra. Estuve hojeando las carpetas vacías, los discos los tenía dentro del coche..., y me dijo que Ezz-thetics de Russell es uno de esos discos que uno se llevaría a una isla desierta. De Cecil Taylor tenía Silent Tongues, piano a solo desde Montreux-live. 8 € cada disco, al menos estos dos. Le dije que volvería, me pareció un poco caro, aunque sean discos de coleccionista. Me gustó hablar con él, con alguien que sabe lo que vende. Bruno tenía un aspecto realmente diferente, no sólo por su forma de vestir (gafas verdes creo que de plástico, jeje), sino por sus ideas claras: rechazo de la esclavitud de muchos músicos a los contratos, que no les dejan trabajar a sus anchas; tampoco le gustan las jam-sessions, porque al final se vuelve todo un poco caótico (¡ay, la mentalidad alemana analítica, pero el jazz que me gusta es muy cerebral!). A lo mejor no lo vuelvo a ver, pero sólo por eso, la visita mereció la pena.


Cecil Taylor