Tuesday, April 26, 2005

Un poeta desesperado

Pues sí, qué tiempos aquellos, los de finales de los 80 y principios de los 90. Luego, derivé hacia otras costas, cambié el rumbo, me harté del rock y todas sus variaciones eternas pero repetitivas, me cansé, me fui por el camino de la clásica. Pero en esos años oscuros y lleno de juventud podrida, puede conocer a ciertos músicos llenos de rabia y fulgor, y el que más brillaba era Javier Corcobado, que Lita me recuerda. Lo escuché por primera vez en el mítico programa de Radio 3 Rosa de sanatorio, pero no puede conseguir los temas que allí sonaban hasta años después, dentro de su álbum radical Agrio Beso. Mi favorita era No puedo caminar: surrealismo puro y duro. Escuchar esos temas, esa poesía supurante, en la madrugada, junto con poemas de franceses y otros más extraños, Albert Pla en catalán todavía... era algo único. Pero hablemos de Javier, de la potencia de su voz, de sus aullidos, como dice mi amiga, al que le perdí la pista hace tiempo. Pude conseguir ese disco, y luego dos más que sacó con su grupo Chatarreros de Sangre y Cielo: Tormenta de tormento y luego Ritmo de sangre. Ahí la extravagancia y el noise pollution de los anteriores (porque antes él estuvo en algunos grupos siniestros como Mar Otra Vez o Demonios Tus Ojos) se volvía más equilibrada, las letras no dejaban de ser terribles, como Ladrada del afilador, pero la música envolvía todo con una contundencia espléndida. Eso pude comprobarlo en directo en el Espárrago Rock del 93, creo, cuando todavía se hacía a las afueras de Granada. Recuerdo que a ese concierto fui con un grupo de "amigos", que iban con la ilusión de ver a los Soziedad Alcohólica, que justo tocaban cuando lo hacía Corcobado y su banda. Ellos tiraban por el lado del heavy y el gore, yo por el de la verdadera poesía, por el rock limpio de ruidos banales que hacían todas esas bandas mugrosas. ¡Y qué concierto! Qué fuerza, qué músicos tan soberbios, ya aparte la voz oscura de JC, sus letras feroces. No es sólo, pues, lo que se dice, sino cómo se dice, por lo que desconfío de los poemas de que habla mi amiga. Creo que nunca después experimenté tanto placer en un concierto.

Ya no duelen ya no duelen ya no duelen YA NO DUELEN YA NO DUELEN.........

De los labios repletos de púas a estas cicatrices en el cielo...

y media hora brutal latiendo el corazón de tu cabeza...

La luna ha vuelto a entrar por mi ventana... no es tan blanca como dicen LA LUNA ES NEGRA...

Recuerdo que una vez estaba escuchando uno de estos discos en la casa donde vivía mi ex, y estaba también su señora madre, y la mujer estaba realmente nerviosa y horrorizada casi por lo que estaba sonando. Encima, un amigo de entonces siniestro me dejó algo de Sonic Youth... Malditas brujas, madre e hija. Con Aute y Serrat se corrían.

Javier, dondequiera que estés, en México, o por estos lares: qué buenos años aquellos, cuando ya nos auguraban otros "malos tiempos para la lírica".