Thursday, December 16, 2004

Descendimiento

En unos pocos minutos, el sol, una bola rojo violento, se ha hundido en el mar. El cielo, como en un cuadro de Turner, pero mucho más fantástico, las nubes color arena, gris gatuno, azul desvaído, algo que ningún pintor podrá captar nunca, ni un poquito. El sol, esa bola ya rojo volcán en erupción, lava que vomita calma, se ha hundido. Ya no está más hasta mañana. Queda la noche, esa bastarda. Recuerdo el grito de desesperación de Wozzeck en la ópera de Alban Berg, en uno de esos atardeceres como éste, cuando cree que todo el horizonte se incendia y adviene el apocalipsis. Sí, en su vida, muy pronto. María, qué mujer tan mala, con ese Tambor bruto y obsceno. Como el grupito que vi anoche en los jardines laterales de la catedral. En unos minutos imperceptibles, la luz se ha ido, y nos ha dejado solos con el Frío.